Después de 30 años de los vertidos de residuos de lindano en diferentes ubicaciones de los municipios de Jaca y Sabiñánigo por parte de la empresa INQUINOSA, y que ha conllevado una contaminación severa del río Gállego, sus poblaciones ribereñas se enfrentan a una nueva alarma sobre la no potabilidad de sus abastecimientos de agua desde este río por los altos niveles de isomeros de este producto.
Este hecho coincide con el cambio de ubicación de los residuos depositados en el antiguo vertedero de Bailín, sin embargo el Gobierno de Aragón, a pesar de que todos los datos indican lo contrario, desmiente que esta sea la causa de la contaminación detectada estos días. La alarma ha saltado a finales de septiembre, pero ahora se conoce que sanidad ya tenía analíticas de principios de julio que reflejaban altos niveles de lindano en el agua de boca.
Es evidente la enorme descoordinación de los diferentes departamentos implicados del Gobierno de Aragón (Calidad Ambiental, Sanidad, Protección Civil) y se dedica a criticar a la Confederación Hidrográfica del Ebro por falta de información. Esta devuelve la pelota abriendo un expediente sancionador al Gobierno de Aragón por sobrepasar la contaminación permitida en el barranco de Bailín, lugar donde se está desarrollando el traslado de los residuos.
Cada día asistimos a un nuevo juego de este partido de tenis entre las administraciones y en medio de este deplorable espectáculo y de la negativa de los responsables políticos de considerar este asunto como un problema de salud pública, las poblaciones más afectadas de la ribera del Gállego esperan alguna respuesta a sus demandas. De momento sólo reciben mentiras, mentiras y mentiras. Su indefensión e impotencia se ve reflejada en este vídeo-reportaje de su marcha a Zaragoza el 3 de octubre de 2014.
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